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Una pesadilla inolvidable

Iba en un taxi camino al aeropuerto Ernesto Cortissoz, en la radio anunciaban que, gracias a los esfuerzos del presidente de nuestro presidente, es decir gracias a los esfuerzos de Álvaro Uribe Vélez, se había logrado inaugurar el “Túnel de la Línea”. Pero no fue allí cuando caí en cuenta que me encontraba sumido en un sueño, sino cuando al llegar a aeropuerto me recibió la Ministra del Interior, Alicia Arango, ejerciendo el rol de recoge maletas.

  • Ministra, ¿qué hace usted por acá? ¿Qué hace en estas?
  • Yo voy a donde el presidente me diga. Hago lo que el presidente me diga. Digo lo que el presidente me diga.
  • ¿El presidente suyo o el presidente del presidente? Le pregunté.

Tomó mis maletas y siguió su camino.

Mientras hacía la fila para el Check-In, se me acercó una señorita para implementar las prácticas de bioseguridad. Me tomó la temperatura la cual me marcó 35°. (Esta parte del sueño se confundió con la realidad donde a diario la temperatura que me toman donde quiera que vaya pareciera ser la de un animal de sangre fría, como la de un lagarto o en su defecto, algún congresista).

Acto seguido me pidió número de cédula, me tomó huella con un lector digital, un dispositivo registró mi iris, me solicitó dirección de la casa, número de celular, número de celular de mi esposa, usuario de todas las redes sociales y nombre del programa de televisión favorito. La señorita me dijo que todo esto hacía parte de las medidas de bioseguridad de la nueva normalidad y que en ningún caso estaban perfilando a los pasajeros o armando bases de datos para fines oscuros.

Ya camino al avión hubo una imagen que logró capturar mi atención con total inmediatez. El nuevo logo de Avianca era una especie de cerdito con facciones humanas. Era tan real que ahora no sé si de pronto era un humano con facciones de cerdo. Eso sí, con traje y corbata. Todo en honor a quien fuese el salvador de la aerolínea hacía algunos días atrás.

Al ingresar a la aeronave, noté que la clase ejecutiva estaba reservada para los “Colombianos de Bien”, según señalaba el aviso plegable en la parte superior del avión. La clase económica, por su parte, ya no se llamaba así, sino “Sector de Economía Naranja”.

En la clase de “Colombianos de Bien” estaban sentados Mancuso, Andrés Felipe Arias, Santiago Uribe, El Ñeñé, un señor con cara de hacker y otros cuantos con pintas de testigos. Eso sí, dejando una silla vacía entre cada uno; no por medida de bioseguridad sino en honor a la silla que había dejado vacía el Gran Colombiano. Cada silla vacía iba contramarcada con su nombre, Álvaro Uribe Vélez.

Caminé por el pasillo hasta la silla que me correspondía, noté que Vicky Dávila y Hassan Nassar hacían parte de la tripulación. Ya en mi puesto, ubiqué mi maletín en la parte superior y tomé asiento. Me puse a observar pasajero por pasajero pensando quién se sentaría a mi lado.

La fortuna fue para Antonio Navarro Wolf, quien tomó asiento, encendió el sistema de entretenimiento y sintonizó “El Discurso del Rey”.

Decidí interrumpirlo, pues noté unos micrófonos instalados al costado de los asientos.

  • Antonio, ¿será que nos están grabando?
  • Cle-o que ptosibre-mente es otla man-liobla del señr Utibe. Me dijo.

Decidí llamar a la auxiliar de vuelo para que me aclarara la inquietud.

  • Vicky, ¿estos micrófonos son para grabar todo lo que hablemos?
  • ¿Cuáles micrófonos? Ahí no hay nada.
  • Vicky, no se haga la boba. Estos son micrófonos, exijo como ciudadano de Colombia, donde prima la libertad de expresión que me diga ya mismo esto qué es.
  • ¿Boba? ¡No me diga boba! ¡Ninguna boba! ¡Tipejo! ¡Inepto! ¡Fracasado! ¡Peludo! ¡Usted no tiene güevas!

Me increpó hasta que llegó Hassan y le dijo: Vicky cálmese y dele al señor unos dulces, como hicimos con los niños en el Chocó.

La situación quedó ahí gracias a la sabia intervención de Hassan.

Minutos después nos entregaron una cartilla con indicaciones para casos de emergencia acompañado de un folleto titulado “La Nueva Normalidad para Dummies”.

La Nueva Normalidad para Dummies:

Estimado pasajero, para la mejor adaptación a la “nueva normalidad”, será de vital importancia que usted comprenda los siguientes conceptos:

No se dice “masacres”, se dice “homicidios colectivos”.

No es el “túnel de la línea”, es el túnel que se logró gracias al presidente Uribe.

No son falsos positivos, son positivos que resultaron siendo falsos.

No se dice “no le entiendo”, se dice “¿de qué me hablas viejo?”.

No se dice “Reforma Tributaria”, se dice “Ley de Crecimiento Económico”.

No se dice turbulencia, se dice vientos de cambio radical.

No se dice “repartir la burocracia”, se dice “acuerdos programáticos.”

Y, por último, recuerden:

El Centro Democrático no es un partido de extrema derecha, es un partido neoliberal.

A estas alturas ya me daba cuenta que, no era sueño lo que padecía, era una pesadilla.

Finalmente, cogimos vuelo. Una vez en el aire, una voz de locutor anunció: “A continuación, el himno de la República de Colombia”.

La interpretación estuvo a cargo de Maluma y de la voz cantante del Congreso. En el video se podía apreciar al presidente Duque acompañando con la guitarra.

Luego del himno me dormí, ya que no hubo mayor conversación con Antonio, pues no le entendía mucho… a causa del tapabocas.

Me despertó la voz del piloto anunciando que podíamos observar por el costado derecho del avión la casa presidencial. Me asomé con curiosidad, pero solo pude ver Panaca.

Me pregunté qué había sobre el costado izquierdo. Pero noté que no había ventanas del lado izquierdo del avión, pues en la nueva normalidad de Duque cualquier tipo de mirada hacia la izquierda estaba totalmente prohibida. Fue una de las condiciones de Duque para poder hacer efectivo el préstamo a la aerolínea.

Aterrizamos y cuando procedía a salir decidí tomarme una foto con el piloto para mostrársela a mi hijo, a quien siempre le ha hecho ilusión conocer la cabina de las aeronaves. Toqué la puerta y me abrió Samuel David Niño Cataño, personaje de quien se dice había sido piloto de Duque y de Uribe al igual que del Cartel de Sinaloa y, que desde el 2019, se encuentra misteriosamente desaparecido. A estas alturas mi sorpresa fue minúscula.

Desperté finalmente de tan agobiante viaje. El televisor que había dejado encendido anunciaba que, esta noche, el programa del presidente iba a ser una emisión especial. Se trataba de un foro sobre el equilibrio de poderes y contaría con la participación del Fiscal General, la Procuradora General, el Defensor del Pueblo y un representante del Congreso, que en este caso sería Paloma Valencia. Se trata de un foro independiente y con opiniones y perspectivas diversas.

A la larga no supe cual versión de la realidad era más tétrica, si la soñada, o la real real.

¿Será que el sueño era una señal?

¿Será que la Colombia castrochavista es la que se avecina bajo el mamdato del Centro Democrático?

¿Será que la venezuelización de nuestro país ya comenzó?

Muchas preguntas sin resolver. Como diría Duque, que la virgen de Chiquinquirá me libre de tener otra pesadilla como esta.

Nota#1. Lo de Uribe con relación a la masacre de El Aro, es una "película de miedo".

Nota#2. Con relación al ataque homofóbico que recibió la alcaldesa de Bogotá el día de ayer, les comparto la siguiente frase:

“No me gusta la palabra homofobia. No es una fobia pues no tienes miedo, lo que eres es un idiota”. – Morgan Freeman.