Árabe, israelí y cristiana: así es la representante de Israel en Miss Trans

Árabe, israelí, cristiana y transexual: Taalin Abu Hana, que encarna todo un cúmulo de identidades enfrentadas en Oriente Medio, viaja hoy a Barcelona para competir por el título Miss Trans Star 2016, el certamen de belleza trans más importante de Europa.

Por encima de todas esas contradicciones, se pasea con soltura desde unos tacones de vértigo por el estudio de costura y deja que le hagan los últimos arreglos al vestido que presentará al concurso, una delicada pieza de tela semitransparente con un bordado de decenas de estrellas de David que apenas cubre su cuerpo escultural.

No existe un conflicto identitario para esta joven de 22 años procedente de Nazaret, una ciudad con minoría de población árabe cristiana del norte de Israel, país al que representará este fin de semana entre otras 28 candidatas de todo el mundo después de ganar en mayo la primera edición local de MissTrans.

"Me encanta vivir en Israel porque acepta el cambio. Me siento una privilegiada. Tengo amigas del mundo árabe que no pueden cambiar, que tienen que mudarse a otros sitios para tener una vida como mujeres. Soy afortunada", asegura a Efe horas antes de salir hacia Barcelona, donde ya ha estado en dos ocasiones.

La libertad de poder ser como desea, vestir como quiera, elegir su género y no ser discriminada, pesa para ella más que el conflicto que mantienen palestinos e israelíes desde hace siete décadas.

Pocos son los árabe-israelíes dispuestos a representar al país en algún ámbito y mucho menos a vestir la estrella de David, símbolo del judaísmo, pero ella asegura que lo hará con orgullo, porque este es el lugar donde ha logrado su mayor deseo: ser mujer.

Reconoce que todavía queda mucho por hacer en este país, en el que hay entre 2.000 y 2.500 mujeres transexuales, según la Oficina LGBT de Tel Aviv, la urbe más abierta para este colectivo en todo Oriente Medio y que poco tiene que ver con el resto de Israel y, en particular, con Jerusalén, feudo de tres religiones.

Mientras habla se le ve el tatuaje en árabe que marca su muñeca derecha, en el que se lee "mi madre", la única de su familia y entorno que le ha dado un apoyo incondicional desde que, a muy temprana edad, mostró sin esconderlo "un comportamiento muy femenino", dice.

Su padre no acepta su elegida identidad y con sus hermanas mantiene una relación muy distante, pero las dificultades no desaniman a este espíritu combativo, que se ganó al jurado de Miss Trans Israel con un sentido discurso sobre la belleza de los seres humanos.

"Las transgénero queremos expresar nuestras ideas, nuestra vida. Debemos elevar el mensaje, con más fuerza, para transformar la perspectiva de la sociedad (...) Cada uno tiene su mundo y podemos vivir a nuestra manera, sin molestar a los demás", pide, y revela sus aspiraciones en Barcelona.

"Gane quien gane, lo importante es que la vencedora trasmita un mensaje de paz y de honor. Que nos represente como a personas normales y no como gente que padece locura o algún trastorno", desea, y practica distintas poses ante el espejo observando la caída del sedoso velo sobre su piel morena.

A su lado, la ahora directora de Miss Trans, Israela Stephanie Lev, la halaga, la anima para que logre en España su mejor performance, y recuerda que hace tres décadas ella tuvo que abandonar el país porque "había transfobia, homofobia" y recaló, precisamente, en Barcelona.

Sin embargo, percibe grandes avances en tolerancia y aceptación, como las políticas públicas que permiten subvencionar el cambio de sexo con diagnóstico médico.

A día de hoy, además de la falta de igualdad entre las mujeres trans y las biológicas, a esta israelí le preocupa el riesgo de acabar en la prostitución, una lacra que arrastra el colectivo.

"Lamentablemente, en muchas ocasiones es la única profesión a la que se puede optar", uno de los motivos por los que puso en marcha la iniciativa de Miss Trans.

"El proyecto no es solamente de belleza, surge de la idea de que hay que cambiar la mentalidad de las mujeres transexuales jóvenes y comunicarse con ellas para sacarlas del círculo de prostitución", explica.

Abu Hana entiende que el concurso trans no va sólo de moda y hermosura, a pesar ritmo frenético en el que ha caído tras obtener su título israelí: acaba de aterrizar de la Semana de la Moda de Nueva York y ya hace las maletas para ir a Barcelona, donde tiene la sede la marca Desigual, que la ha contratado como su imagen.

"Este concurso me ha puesto en una posición en la que no me represento solo a mi misma, sino a toda la comunidad LGBT en todo el mundo. Quiero demostrar que somos como todos, que somos normales, que podemos trabajar", dice pasando de la sonrisa radiante a un gesto serio.

EFE

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