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¿Se derrumba el proyecto europeo?

Europa atraviesa una de sus crisis más agudas desde la constitución de la misma UE. Lo que ocurre en Reino Unido y España es un ejemplo de ello. Ambos son países a los que alguna vez llamé hogar. Por razones familiares realicé parte de mi bachillerato en Cataluña, a donde luego volvería a culminar mis estudios universitarios de Ciencia Política. Y en Inglaterra, tuve el privilegio de ser becaria de la London School of Economics. Las dos, fueron experiencias que marcaron mi visión sobre autonomía y descentralización de territorios, más que cualquier clase que pudiese recibir de mis maestros.

Lo que sucede en Barcelona y sus alrededores hoy, no es más que una sociedad harta de no ser escuchada por Madrid. Rajoy en su momento llevó a los catalanes al extremo y él con sus posiciones ambiguas, contribuyó a la radicalización de toda una nueva generación de independentistas. En este momento la cabeza del Estado español es otro hombre: Pedro Sánchez. Miembro del PSOE, partido político antagónico al PP de Mariano, pero tampoco está el socialista dando señales de saber manejar el conflicto. Esto nos lleva a una triste conclusión, ni la derecha ni la izquierda española saben cómo abordar la cuestión territorial.

En Londres mientras tanto, se lleva a cabo en la Casa de los Comunes (Cámara del Parlamento) un debate histórico sobre el Brexit, para dar paso a la implementación de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Más allá del desconcierto que causa la ruptura de este Estado con el proyecto europeo. Lo que realmente resulta despreciable es observar el respeto que Boris Jhonson como Primer Ministro, logra despertar de parte de sus pares; muy en contraste con la agresión verbal que sufrió Theresa May en ese mismo estrado ocupando el mismo cargo hace unos meses. Sí, en el moderno legislativo inglés aún es diferente afrontar una sesión siendo mujer o siendo hombre… ¿Qué diría Tatcher?.

Lo que ocurre en Europa me recuerda mucho las reflexiones que leía en libro de Vargas Llosa “La llamada de la Tribu”; como sociedades, estamos retrocediendo, apelando a identidades desarmamos y fulminamos proyectos de integración. Sin embargo, ¿Por qué los centros insisten en no escuchar a la periferia? La sordera de las capitales que tanto daño ha causado a los arquetipos estatales resulta cercana a lo inexplicable, pues hay una verdad de a puño: los territorios y las poblaciones que en ellos habitan, merecen y reclaman tratos diferenciados.