Share:

Julián Restrepo: 48 años del Sacrificio de un mártir Codebista

Los movimientos de protestas estudiantiles universitarios que en las últimas semanas se han producido en diversas ciudades del país, especialmente en Bogotá en los que resultaron involucradas La Universidad Distrital, la Javeriana, La Nacional y otras más en Antioquia y Cali, igual que en Barranquilla, nos retrotraen a la mente aquellos tiempos tormentosos  de huelgas de los años sesenta y setenta que culminó con un triste y doloroso acontecimiento como fue el sacrificio del estudiante Codebista, Julián Restrepo Villarreal, inmolado el 5 de octubre de 1971 por la brutalidad de la Fuerza Policial.

Esos 48 años de aquel sacrificado estudiante del Colegio de Barranquilla vuelven al recuerdo tras el desmedido afán de la Fuerza Pública por “controlar”, según ellos, a los protestantes estudiantes que denuncian sin respuesta alguna del gobierno a corruptos y la corrupción pululante en los centros de educación. Es para nuestro Gobierno más importante repeler todas estas manifestaciones que la de investigar las denuncias de corrupción. Al fin de cuentas, quienes ejercen funciones directrices en las universidades públicas son precisamente personas que llegan allí por la influencia y decisión política de quienes ostentan el poder. Tal es el caso reciente del 25 de septiembre cuando se denunció la corrupción administrativa en la Universidad Distrital de Bogotá con una defraudación por más de diez mil millones de pesos. 

La brutalidad policial se hizo presente para disimular y acallar la Infiltración paramilitar, montajes judiciales y brutalidad policial contra estudiantes: esas son algunas de las denuncias documentadas que estudia actualmente la Jurisdicción Especial para la Paz, sin que se crea mucho en respuestas positivas a pesar del rechazo de diferentes sectores sociales por la fuerza desmedida de los señores del Esmad que parecieran estar orientados a atacar como si estuvieran frente a enemigos de guerra.

Para quien esto escribe, parecían tiempos pasados de represión en este siglo XXI. Creía que aquellas épocas eran cosas dejadas para la historia. Pensaba que aquellos años tormentosos no volverían a repetirse. Hoy la realidad nos muestra lo contrario. Pero no es solo en Colombia. En todas partes del universo y según nos muestran a diario las imágenes de televisión, en Europa, Asia y América, tal como está sucediendo en Ecuador, Argentina, Brasil y por su puesto en el nuestro. La Fuerza Policial que debería entenderse como protectora de los seres humanos, actúa sin misericordia, como dopados para arremeter con toda la fuerza brutal contra los ciudadanos. El derecho a la protesta no pareciera estar contemplada en los códigos policiales ni en Constituciones Nacionales.

El sacrificio de un mártir

Julián Restrepo Villarreal

Corría el año de 1971 cuando se produjo un hecho que marcaría definitivamente el final  del colegio en la sede de la calle 51 con carrera 41. Fue un día en que el Codeba salió a las calles en respaldo al movimiento huelguístico que a nivel nacional se desarrollaba en todas las ciudades del país. Los estudiantes en Colombia protestaban en búsqueda de una acción social colectiva en la que convergían la rebeldía juvenil, el sentimiento antiimperialista, la discusión teórica marxista, la movilización y confrontación con la Fuerza Pública, el rechazo al estado de sitio, las protestas universitarias y el triunfo del cogobierno y su efímera existencia. El Codeba, como siempre, enarbolaba bandera y salía a las calles en estos menesteres.

Aquel día, 5 de octubre, Hubo refriega entre los estudiantes y la policía que llegó supuestamente a “imponer el orden por la fuerza”. Mientras el estudiantado huía para escapar de los bolillazos, un alumno del Codeba, Julián Restrepo Villarreal, quien cursaba el quinto de bachillerato y quien se dirigía a su casa en la calle 63 con carrera 43, barrio Boston, se vio envuelto sin darse cuenta en aquel tropel. Él, que no estaba participando en la protesta vio que todos corrían y él hizo lo mismo para poner distancia. Desafortunadamente resbaló y cayó al piso. Y, mientras estaba caído, le cayeron a bolillazos sin misericordia. En mitad de la cuadra de la calle quedó tendido sin vida. Cuentan testigos de aquel episodio, que fueron momentos de  terror. Sus compañeros voltearon a ver lo que ocurría y en esos segundos inacabables observaron el final de una vida humana. Un estudiante sacrificado en algo de lo que él, en ese momento, ni siquiera pudo entender.   

Fue la cuota que rebosó el vaso: La historia ubicaría a Julián Restrepo Villarreal como el gran inmolado de una lucha estudiantil que marcó un nuevo capítulo para el Codeba. Porque ese sería el último año del plantel  en su sede tradicional de la 51 con 41. Aquel hecho del 5 de octubre de 1971 fue el gran argumento para trasladar al colegio a la calle 68 con carrera 47 donde había funcionado hasta entonces la Escuela Industrial que a su vez fue trasladada al sur de la ciudad.  

La muerte de Julián quedó en la impunidad. Nadie fue inculpado. La Fuerza Pública como sucede siempre en estos casos, se lavó las manos bajo el argumento de que el estudiante había muerto al golpearse con el bordillo de una calle. El informe de Medicina Legal diría que la muerte se  produjo por el desprendimiento de la silla turca a causa de severos golpes, pero esto de nada serviría para judicializar a ningún responsable de la Policía. 

Hoy, en las instalaciones del Codeba, un busto con el rostro de Julián Restrepo Villarreal  adorna el patio del colegio, cual mudo y fiel testimonio de un mártir que a los 18 años entregó su vida por una causa que ni siquiera él podría entender.        

Restrepo Villarreal integra parte de ese numeroso grupo estadístico de estudiantes inmolados por la fuerza policial de nuestro país. Y en el que, de acuerdo con un informe conocido, con especial énfasis en el Caribe entre 1996 y 2003, paramilitares en esa región asesinaron a 17 profesores y 20 estudiantes. “En la Universidad del Atlántico fueron asesinados ocho profesores y once estudiantes, en la del Magdalena perdieron la vida dos docentes y un estudiante, en la Universidad de Córdoba fueron asesinados cinco estudiantes e igual número de profesores, mientras que en la Universidad Popular del Cesar dos profesores y tres estudiantes fueron asesinados”.

El Santrich original, también Codebista

Jesús Francisco Santrich Núñez

Pero Julián Restrepo no es el único codebista asesinado por fuerzas oficiales. De acuerdo con el historiador Jesús Bolívar, el 17 de noviembre de 1990 fue muerto por balas oficiales Jesús Francisco Santrich Núñez, el verdadero “Santrich”, un joven de 28 años egresado de la facultad de Biología y Química de la Universidad del Atlántico y quien había estudiado bachillerato en el Codeba. 

Su muerte no fue en huelga ni protestas; fue en una supuesta riña en un estadero frente a la Universidad. Departía con unos amigos y de pronto se formó una pelea. Jesús Francisco Santrich intentó salir del lugar para evitar las balas, pero un proyectil reventó en su pecho acabando con su  vida. El causante de la muerte –de acuerdo con El Pulso- del Portal 7/24, fue un agente de seguridad del DAS identificado como José Mauricio Solarte Duarte y de que se dijo estaba en estado de embriaguez. Aunque el expediente judicial señaló que fue resultado de una riña, organizaciones de derechos humanos y de izquierda lo enmarcaron como producto del exterminio que en esos momentos se aplicaba a los militantes de ideologías izquierdistas. La víctima había pertenecido al movimiento de los “Mamertos” cuando estudiaba en  la Universidad del Atlántico.   

Se afirma que Seuxis Paucias Hernández, conocido como Jesús Santrich, ex jefe de las FARC, hoy en disidencia, tomó el nombre en homenaje a quien fuera su compañero de estudios en la Universidad. 

De los 114 estudiantes asesinados o desaparecidos por montajes judiciales entre el 2000 y el 2018  en todo el país, y que están en manos de investigaciones de la JEP, el Atlántico y más concretamente Barranquilla ha aportado la triste cifra de trece víctimas de fuerza policiva del estado o por paramilitarismo. Ellas son: 

José Manuel Saballeth Llinás - 24 de octubre de 2006- Barranquilla, Dreiver Jader Melo Fierro - 24 de octubre de 2006- Barranquilla, Darwin Adrian Peñaranda Badillo- 24 de octubre de 2006- Barranquilla, Yuri Martínez García - 24 de octubre de 2006- Barranquilla, Henry Rafael Ortiz Bolívar - 6 de mayo de 2004- Barranquilla, Edgardo De Jesús González Narváez- 9 de abril de 2003- Soledad (Atlántico), Reinaldo Serna López -10 de noviembre de 2002- Barranquilla, Omar José Caro Guevara- desaparecido el 7 de mayo de 2001- Barranquilla, Jairo Del Carmen Puello Polo - 3 de mayo de 2001- Barranquilla, Humberto Contreras Sereno- 23 de abril de 2001- Soledad (Atlántico), Paola Melo Mejía- 10 de agosto de 2000- Barranquilla, José Luis Martínez Castro- 4 de febrero de 2000- Barranquilla, Adolfo Altamar Lara- 4 de febrero de 2000- Barranquilla.