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¡Al ritmo de champeta!

Con una nueva demostración de buen fútbol, a la que ya nos tiene acostumbrado, Junior ratificó el gran momento en el torneo colombiano atesorando tres nuevos puntos en la clasificación al vencer 2-1 al Deportes Tolima en el estadio de Ibagué.

Decimos, demostración de buen futbol, porque si bien el juego fue agradable y buen disfrute, aún quedan pendientes algunas cositas para llegar a la excelencia que todos queremos. El primer tiempo fue casi calcado al que jugó días atrás frente al América en Cali en el que envolvió a su rival hasta dejarlo casi como un espectador hipnotizado. Igual, los tolimenses que pretendieron un inicio arrollador fueron apaciguados como lo hace un domador de león en un circo.

La diferencia de un solo gol fue poco para el dominio ejercido por los rojiblancos. Pero como es costumbre también y ese es uno de los puntos que no le dejan llegar a la excelencia, algunas veces por falta de puntería y otras por “egoísmo” en pasar la pelota cuando es lo indicado, nos restan posibilidades de mayor número de anotaciones. Frente a los “Pijaos” se desperdiciaron no menos de dos buenas oportunidades de gol en el primer período.

Lo importante-dicen los entendidos-es obtener el resultado pretendido. En Junior, el plus es que se consigue con un juego aplastante en dominio de espacio, en manejo de los tiempos y en toque rápido y preciso, lo que impide al contrario aplicar la rigurosidad plena en cuando a fuerza y presión con el que se quiere contrarrestar.

Hay algo más en el equipo de este 2019: quienes ingresan  a la cancha, sea comenzando el partido o en el transcurso del mismo, parecen llegar mentalizados en no desaprovechar la ocasión. Por eso frente al Tolima aunque no estuvieron algunas fichas titulares, quienes los reemplazaron lo hicieron con plena conciencia y decisión. La actitud mental y la aptitud técnica se juntan armoniosamente, como esta vez, para desarrollar el buen espectáculo que es reconocido  no solo por los barranquilleros y caribeños, sino también por gran parte de los analistas y críticos interioranos.

Y, en ese orden de ideas, es justo sin duda, hacer un enorme reconocimiento a un jugador en particular como lo es Luis Narváez. Resistido desde siempre por parte de buena parte de la hinchada y la crónica deportiva, este jugador se ha convertido desde finales del año pasado en un gran bastión defensivo. En el mediocampo se convierte en un “león” que ruge y atemoriza. No solo por su acción fuerte, sino también por el ímpetu que ejerce en cada intervención y que influye motivacionalmente en sus compañeros. Ahora como defensa central emergente impone condiciones y ejerce parte del liderazgo que se necesita en todo equipo.

Desde luego, en este Junior del momento, sería injusto no reconocer la disposición de todos. El plantel ha sido moldeado desde la temporada pasada en el ejercicio de un  fútbol virtuoso que brinda espectáculo y da resultados. Comenzando por el arquero Sebastián Viera que luce como en sus mejores momentos, con una defensa con capacidad de resguardo y proyección, con un medio donde cada uno realiza la tarea encomendada y con una línea de ataque que aunque sigue careciendo de un verdadero goleador-goleador,  alterna con quienes tienen la misión de atacar y se hace constante en las reiteradas llegadas de peligro al arco contrario. Y, para eso, Junior cuenta con buenos dominadores y pasadores de balón en donde el joven Luis Cantillo se erige como el gran abanderado para filtrar la pelota en pases medidos y sorpresivos que dejan mano a mano.

Es el tiempo de disfrutar, es tiempo de cosechar para recoger frutos. Es el ahora,  que, como lo dijimos en la columna anterior recogiendo palabras del técnico Luis Fernando Suárez, “el momento para disfrutar con este Junior que cada vez nos alienta para seguir creciendo en nuevas y grandes ilusiones”.

Ojalá sea así y que no caigamos en la creencia de sentirnos mejores que todos y en la sobradez que muchas veces nos envuelve en falsas creencias que después son difíciles de superar.  “La mujer del César no solo debe serlo sino parecerlo”. Así mismo, Junior, no solo debe creer que es el mejor, sino demostrarlo en cada contienda. Para seguir ratificando la idea de que verdaderamente somos un equipo grande.

Por lo pronto y ojalá sea por largo tiempo podamos seguir disfrutando al ritmo de la champeta que bien parece bailar Luis Narváez y compañía.