La investigación fue revelada en la revista Science Advances.
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Similitud de cráneos apoya la teoría de varias migraciones a Suramérica

Sin embargo, investigadores consideran que este modelo "probablemente no es correcto”.

El ancestro de los primeros humanos en poblar Suramérica estaba ubicado en el noreste de Asia, afirma un estudio publicado este miércoles en la revista Science Advances y realizado a partir de la comparación de las formas de los cráneos, que sugiere que hubo múltiples olas migratorias al continente americano.

El hallazgo, afirman los autores en el estudio, apoya esa teoría y contradice la idea de que los primeros en llegar fueron la única fuente de toda la diversidad que se desarrolló luego.

La investigadora Noreen von Cramon-Taubadel, de la Universidad de Búfalo (Nueva York), dijo a Efe que esto permitiría explicar "las variaciones que se ven" en las formas de los cráneos de las personas modernas que habitan el continente.

Ella fue una de las que trabajó en este estudio que compara las formas de los huesos hallados en el sitio arqueológico Lagoa Santa, Brasil, y en la Patagonia, con la estructura de los cráneos de gente actual de Suramérica.

"Los cráneos de Lagoa Santa son importantes porque sus formas difieren no solo de la morfología que tienen las personas modernas que viven en Sudamérica, sino también de la de los pueblos nativos de Norteamérica", señaló.

Estos resultados, considera la experta, apuntan principalmente contra el modelo "simplista" de una sola migración hacia América, ocurrida luego de la última glaciación.

Este modelo "probablemente no es correcto", dijo la investigadora, en base a los resultados del nuevo estudio.

"Si se miran los cráneos prehistóricos de Sudamérica y se los compara con los más recientes, el nivel de variaciones es mucho mayor al que uno podría esperar", agregó.

En cambio, los cráneos llamados "paleoamericanos", por pertenecer a la etapa inicial de la historia del continente, aparentan ser similares a los de las actuales comunidades aborígenes de Oceanía, lo que sugiere que comparten un ancestro común probablemente ubicado en el noreste de Asia.

Además, los resultados de la investigación alientan el uso de datos extraídos a partir de la morfología de los cráneos encontrados en sitios arqueológicos.

"Podemos aprender mucho sobre datos genéticos de los fósiles, pero el problema en general es que no podemos usarlos para encontrar ancestros, porque toda la gente actual comparte ancestros de una forma u otra", sintetizó.

En ese sentido, la investigadora considera que "sería útil" en el futuro aplicar este método en el estudio de otras cuestiones de la historia humana en las que se requiera analizar fósiles.

EFE

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