Vladimir Putin, líder ruso, y Kim Jong-un, líder norcoreano.
Vladimir Putin, líder ruso, y Kim Jong-un, líder norcoreano.
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Al Manar

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Putin y Kim Jong-un, una cita que Rusia espera desde hace cuatro años

El Kremlin ha sido respetuoso del clásico hermetismo norcoreano y no ha dado detalles de la visita de Kim debido a "consideraciones de seguridad".

La anunciada cumbre de este jueves,  entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, es una cita que el Kremlin espera desde hace cuatro años para ganar protagonismo en uno de los grandes retos de la seguridad global: la desnuclearización de la península de Corea.

Kim hizo un feo a Moscú en mayo de 2015 cuando rehúso aceptar una invitación a Moscú para participar en los festejos de 70 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi. El año pasado, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, le volvió a invitar a Rusia en su visita a Piongyang, una reunión que ahora se materializa.

El Kremlin ha sido respetuoso del clásico hermetismo norcoreano y no ha dado detalles de la visita de Kim debido a "consideraciones de seguridad".

El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, se ha limitado a señalar que los dos líderes abordarán la desnuclearización de la península coreana, las relaciones bilaterales y la cooperación regional.

Se espera que toda la atención de las conversaciones entre Putin y Kim en Vladivostok se centren en el problema de la desnuclearización, en el que Moscú, Pionyang y también Pekín hacen frente común en lo que se refiere al método para lograr ese fin.

Mientras que EEUU quiere que Pionyang elimine sus programas nuclear, de misiles y de armas químicas y biológicas antes de ofrecer concesiones a Kim, Rusia aboga por concederle garantías de seguridad y algunas medidas de reciprocidad a cambio de la desnuclearización.

"Es evidente que, sin la más activa participación de Rusia articular este mecanismo es imposible", afirmó recientemente el embajador ruso ante Pionyang, Alexandr Matsegora, en alusión al fracaso de la cumbre entre Kim y el presidente de EEUU, Donald Trump.

Tras el bajón que experimentaron en los pasados años 1990, bajo Putin las relaciones entre Moscú y Pionyang se encuentran en un "buen momento", dijo a Efe el vicepresidente de Consejo de Asuntos Internacionales y exembajador ruso en Corea del Sur, Gleb Ivashéntsov.

El diplomático indicó que las sanciones adoptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU contra Corea del Norte reducen la agenda bilateral prácticamente al diálogo político, ya que han congelado importantes proyectos conjuntos que incluían también a Corea del Sur.

"Ellos (los norcoreanos) entienden la postura de Moscú", dijo Ivashéntsov en alusión al respaldo de Rusia a las sanciones, que también contaron con el visto bueno de China, el mayor aliado del régimen de Pionyang.

El ministro del Trabajo ruso, Maxim Topilin, ha anunciado que para fines de este año todos los ciudadanos norcoreanos que trabajan en Rusia en virtud de acuerdos intergubernamentales abandonarán el país de conformidad con la resolución de la ONU.

Para noviembre de 2018 en Rusia trabajaban hasta 11.000 norcoreanos, en condiciones que las organizaciones de derechos humanos denuncian prácticamente como de esclavitud, pues deben entregar la mayor parte de este al Estado norcoreano.

"Para resolver el problema hay que empezar primero por rebajar la tensión entre las dos Coreas y, luego, dar garantías de seguridad a Corea del Norte", señaló el exembajador ruso ante Seúl.

Pero, en opinión de Ivashentsov, las solas garantías de Washington son insuficientes, ya que Estados Unidos "ha demostrado su incapacidad de cumplir acuerdos".

Citó como ejemplo el abandono estadounidense de los tratados de defensa antimisiles y de misiles de alcance corto y medio (INF), así como del acuerdo nuclear con Irán.

"De hecho EEUU propone a Corea del Norte lo mismo que contemplaba el acuerdo con Irán, pero los norcoreanos han visto lo que ha pasado, por lo que las garantía deben ser multilaterales", dijo Iváshentsov.

Por ello, en Moscú no esperan grandes avances hacia la desnuclearización de la península coreana, concepto que para el Kremlin excluye la posibilidad de que EEUU pueda emplazar armas nucleares táctica en Corea del Sur.

"No se pueden esperar resultados rápidos. En primer lugar, Kim Jong-un ha fortalecido sus posiciones tanto en el interior de su país como en el ámbito internacional", advierte Iváshentsov.

La consolidación del tercero de la dinastía comunista de los Kim, se debe, en opinión del experto, a que "le ha demostrado a su pueblo que ha logrado más que su padre (Kim Jong-Il y su abuelo (Kim Il-sung). Sentó al mayor imperialista del mundo a la mesa de negociaciones y lo obligó a conversar".

Según Iváshentsov, si Kim ha fortalecido sus posiciones, las de Trump no son envidiables, pues cuesta imaginar que al líder norcoreano le convenga cerrar un acuerdo a largo plazo con el jefe de la Casa Blanca, que, con casi toda seguridad, no contaría con el apoyo de Congreso estadounidense.

EFE

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