Marceleano De La Cruz Otero, asesinado
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Foto: Jairo Cassiani

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Asesinan a espiritista en Malambo: tocaron la puerta de su casa y al abrir le dispararon

Versiones indican que habría sido señalado por la muerte de dos jóvenes en Mesolandia

Cuando tenía 9 años Marceleano De La Cruz Otero aprendió de un señor en su pueblo a ‘hablar’ con los espíritus. Sin embargo no tuvo ningún aviso del ‘más allá’ sobre el hombre que lo iba a asesinar. En la tarde de este miércoles, el hombre nacido en el corregimiento de Sabanas, en jurisdicción de El Piñón, Magdalena, fue asesinado de un disparo cuando estaba en su casa en el barrio Mesolandia de Malambo.

Cuentan allegados que a las 5 de la tarde, un hombre llegó hasta la casa de De La Cruz, llamó a la puerta y cuando el espiritista abrió, el pistolero disparó en cinco ocasiones, impactando una sola vez en la víctima.

Herido gravemente, fue trasladado en un chevrolet Spark al hospital de Malambo donde falleció a las 6:30 de la tarde mientras era atendido por la misión médica del centro asistencial.

“No sabemos qué sucedió, él se dedicaba al espiritismo y con su trabajo hacía el bien no el mal, incluso no cobraba. Más que trabajaba en la unión de parejas, en limpiar casas”, señaló un allegado de la víctima, quien agregó que De La Cruz iba a dejar el espiritismo para dedicarse a ser rezandero.

Casa donde vivía De La Cruz.

‘Max’, como era conocido el espiritista, tenía 43 años y era el cuarto de ocho hermanos. Era soltero y no deja hijos.

Una versión que circula por el barrio es que la causa probable del homicidio es que De La Cruz fue uno de los señalados por los homicidios de dos jóvenes en el sector de Mesolandia, el pasado 3 de enero, quienes fueron atacados por dos hombres que se movilizaban en una motocicleta vestidos con uniformes de la Policía Nacional.

Habitantes del sector indicaron que habría sido amenazado junto a otras personas de ser culpables de las muertes de José Osorio Pitayo y Alberto Julio Pérez Algarín, pero el espiritista dijo que no se iba a ir de su vivienda porque no había matado nadie.