Los movimientos en la edificación obligaron su evacuación.
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Sol Isaza

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La ‘Súper’ contratación en Bloque H de Uniatlántico: llena de fallas, filtraciones y temblores

Piden a Junta de la Ciudadela intervenir edificación en riesgo y exigirle al contratista el cumplimiento de las garantías.

Los recientes movimientos que la comunidad universitaria ha sentido en el Bloque H de la Ciudadela, se suman a una cadena llena de fallas y filtraciones registradas en las nuevas edificaciones de la Universidad del Atlántico.

Paradójicamente, con las fallas las obras no responden ni a la expectativas de los estudiantes ni a la multimillonaria inversión que se ha realizado.

El pánico se ha generalizado en la comunidad de estudiantes, docentes y trabajadores y por ello exigen explicaciones por parte de la Junta de la Ciudadela.

“Ante los constantes acontecimientos, en cuanto los temblores en el Bloque H de la Universidad del Atlántico, se le ha solicitado al Secretario de la Junta Ciudadela, que junto con la Oficina de Planeación de la Universidad, realicen las intervenciones pertinentes y necesarias para poder determinar las fallas de esta edificación, y que se le exija al contratista y a la interventoría de estas obras, que hagan las correcciones y mejoramientos, para poder garantizar la integridad física de todos los estudiantes de la Universidad del Atlántico”, comentó Alejandro Consuegra, Representante Estudiantil ante dicha Junta.

Propuso que estas intervenciones se hagan bajo la figura de urgencia manifiesta, “porque lo mas importante es la vida de los estudiantes que se vienen a formar y que requieren de instalaciones con calidad”.

En concreto, lo que se requiere es realizar un estudio estructural del bloque, para poder determinar lo que está sucediendo. Es decir, conocer el origen de los temblores.

Melissa Figueroa, líder estudiantil, también reclamó “intervención urgente de las autoridades competentes toda vez que estos acontecimientos ponen en riesgo la vida de la comunidad universitaria que labora, dicta y recibe clases en este bloque”.

No es la primera vez que estas obras son cuestionadas. En noviembre de 2014, el informe de Auditoría de Control Interno, a cargo de Jaime Hiram De Santis Villadiego, dirigido al entonces Rector, Rafael Castillo Pacheco, puso de presente falencias en las obras.

“Como es sabido, a través de la junta pro-ciudadela universitaria, se han edificado nuevos bloques como el H y el G (biblioteca) que aún no han sido entregados oficialmente a la Universidad, sin embargo, por la necesidad de utilizarlos, se han ocupado para las labores académicas propias de la institución sin haberse terminado en su totalidad y con detalles pendientes por subsanar.

“Como prueba de lo anterior encontramos que los ascensores instalados en el Bloque H y la biblioteca permanecen dañados la mayor parte del tiempo; los sistemas de aire acondicionado han presentado fallas, como en el caso del Bloque G, teniendo en cuenta que tenían aproximadamente 2 años de instalación cuando inició a operar la biblioteca, razón por la cual, la universidad, con recursos propios, ha tenido que ir resolviendo los problemas que se han presentado. La cubierta del Bloque H presentó problemas de impermeabilización, produciéndose inundaciones como la ocurrida en el mes de agosto pasado lo que ocasionó daños a equipos y enseres del Departamento de Postgrados”, precisa el informe.

En el mes de mayo de este año, también fueron denunciadas otras fallas. En esa oportunidad las graves filtraciones registradas en el bloque de laboratorios.

Previamente, por estas mismas circunstancias también se habría retrasado la dotación de los 42 laboratorios previstos.

Ello indicaría que algo sigue fallando sin que las autoridades competentes se apersonen de la situación de manera contundente, antes que ocurra una tragedia.

Pero lo que si no han fallado son las milimétricas y efectivas cifras de la multimillonaria contratación.

Esta tiene su origen el 29 de diciembre de 2009, cuando fue contratado el macroproyecto de la Ciudadela Universitaria, con Carlos Vengal Pérez, por valor de 20.500 millones 473 mil 72 pesos.

Luego, el valor se redujo a 12.442 millones 354 mil 67 pesos, contemplando solamente el acabado del edificio de talleres de Arquitectura, Biblioteca Central y el edificio de Derecho e Ingenierías (Bloque H), bajo el argumento de “dirigir los recursos a la dotación requerida para la acreditación de las diferentes facultades (equipos de laboratorios, computadores, mobiliario, libros, bases de datos, etc)”.

Sin embargo, el 21 de octubre de 2008 se suscribió un modificatorio de restablecimiento para incluir las obras que habían quedado suprimidas, así como las mayores cantidades complementarias y accesorias para la culminación del macroproyecto. Esto indicaría una improvisación en la efectiva planeación del macroproyecto, con relación a la decisión anterior.

De esta manera, nuevamente fueron incluidas obras en el edificio de Derecho e Ingeniería (Bloque H), Centro de Admisiones, Centro Cultural y de Documentación y laboratorio de Producción y Farmacéutica, por valor de 14.068 millones de pesos.

A ello se sumó otra modificación al contrato, por 13.716 millones, contemplando la segunda etapa del proyecto: edificio de Admisiones, Centro Cultural y Documentación, Auditorio y aulas complementarias (laboratorios).

Hasta aquí, la contratación acumulada alcanzaba los 40.226 millones 357 mil 67 pesos.

En la siguiente modificación, el contratista Carlos Vengal Pérez se comprometió a constituir un patrimonio autónomo para adquirir, solidariamente, un crédito por 23.778 millones 317 mil 400 pesos, con el banco Davivienda. Se trata del Patrimonio Autónomo No. 3-1-0704 conformado por el departamento, el contratista y Fiducafé.

Y en febrero de este año, la Junta de la Ciudadela aprobó otros $34.000 millones para el mismo macroproyecto.

En el solo Bloque H la inversión ha sido de $10.159 millones, discriminados así: $7.500 millones en infraestructura física; $204 millones en readecuación y acabados del bloque; $428 millones en conectividad red regulada y fibra óptica; $240 millones en la construcción del punto fijo para ascensor y $157 millones en la ampliación de la capacidad de infraestructura eléctrica de 403 a 603 Kva. Para la dotación de mobiliario la inversión fue de $1.630 millones.

Sin embargo, lo que la comunidad universitaria no se explica es por qué se han presentado tantas fallas en las obras, no correspondiendo ello con la multimillonaria inversión.

Por eso le exigen explicaciones a la Junta de la Ciudadela Universitaria para que esta a su vez haga los requerimientos del caso al contratista del macroproyecto, Carlos Vengal Pérez y al interventor, Francisco Munevar.

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