Catalina Castaño, extenista colombiana.
Catalina Castaño, extenista colombiana.
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Cristian Mercado

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"Ganar acá lo sentí como si hubiera ganado un 'grand slam'": Catalina Castaño

La pereirana, sobreviviente del cáncer, en 1997 le dio a Colombia su primer título en el Circuito Mundial Juvenil de Tenis de Barranquilla.

El Circuito Mundial Juvenil de Tenis de Barranquilla marcó para siempre la vida de Catalina Castaño.

En 1997, esta pereirana, con 17 años, quedó en la historia al convertirse en la primera tenista colombiana en coronarse campeona de este torneo.

Todos los recuerdos que guarda de su participación cuando el certamen se realizaba en las canchas del Country Club son gratos. No olvida el apoyo de la afición barranquillera, que la hizo sentir como en casa e imbatible para sus rivales.

“Barranquilla es una plaza que a mí siempre me ha encantado, tengo muy buenos recuerdos, fui la primera colombiana en ganar este torneo y eso nunca lo voy a olvidar. Hace poco (2018), en los Centroamericanos, estuve acá como seleccionadora femenina y nos fue excelente, jugamos cuatro finales y ganamos dos oros y dos platas. Aquí la gente es muy cálida, siempre el recibimiento que me dan me hace sentir muy bien y como que siento muy buenas sensaciones porque el apoyo de la gente es increíble”, afirma Catalina.

De aquella participación en 1997, lo recuerda todo, de haber llegado sin ningún tipo de favoritismo y luego ir pasando cada ronda hasta llegar a la final donde el respaldo del público fue definitivo.

“Recuerdo haber llegado al club con unos nervios, nunca con una expectativa de ganar el torneo, siempre lo había visto como algo muy difícil. No era favorita ni nada, pero desde el primer partido hubo algo que nunca esperé, que tanta gente me acogiera, me hiciera barra y me hiciera sentir local. En la semifinal jugué contra Jessica Lehnhoff, una americana de origen guatemalteco, que hablaba español jugaba mucho más que yo, era top ten junior y le terminé ganando porque hubo una barra de unos niños que se sentaron a hablarle. No sé si sabían que hablaba español, pero la enloquecieron. Esa niña yo sentía que se quería salir del partido. Recuerdo jugar la final contra Gabriela Volekova, una eslovaca. Haber ganado acá, lo sentí como si hubiera ganado un grand slam”, expresó.

Tras su paso por Barranquilla, Catalina Castaño llegó a ser 12 del mundo en categoría junior y ese mismo año (1997) avanzó hasta la tercera ronda del Roland Garros y fue campeona sudamericana.

En esta ocasión, su regreso a la capital del Atlántico obedece a que es la entrenadora de la tenista barranquillera María Gabriela Mejía, quien buscará su ingreso al cuadro principal del Circuito.

“A Gabi la conocí el año pasado y siempre fue una niña que quisimos tener en la escuela que tenemos ahora en Pereira. Cuando hablamos con los papás y ella decidió venir a trabajar con nosotros nos dio mucha alegría porque aparte de ser una niña trabajadora, es muy buena y fácil de llevar. Muy contenta de estar acá con ella como entrenadora y tratando de aportarle lo que más pueda”.

Catalina Castaño es la actual entrenadora de la barranquillera María Gabriela Mejía.

Otra tenista colombiana de la que se siente orgullosa por lo que está haciendo es la cucuteña María Camila Osorio, actual 73 del mundo.

“A Camila la tuve en Sub-16, en la Copa Federación la tuve los cinco años consecutivos que estuve de capitana y la tuve acá en Centroamericanos. Siempre fui parte de su proceso, hay algo especial con ella, yo recuerdo que estaba entrenando en la academia de Gabriel Jaramillo y fui para empezar a aprender de las demás academias y de sus entrenadores. La Federación me mandó y Álvaro Pío Bedoya me dejó a Camila y me dijo: ‘entrénala, ella se va para Barranquilla’ y entrené con ella y le dije: ‘Cami, te vas acordar de mí que te vas a ganar (el torneo). Cuando te lo ganes, te acuerdas’ y cuando se lo ganó me escribió y me dijo: ‘Cata, me gané Barranquilla’. ‘¿Ves? Yo te dije que te lo ibas a ganar’. Fue algo muy especial, yo le conté lo que era Barranquilla porque ella no la tenía muy clara y me decía que fue una locura”.

Después de trasegar por muchos países del mundo jugando tenis y de alcanzar la casilla número 35 dela WTA (en julio de 2006), Catalina sufrió un duro golpe al ser diagnosticada, en marzo de 2014, de cáncer de mama. Tenía 34 años y esto aceleró su retiro del deporte que amaba.

Catalina afrontó la enfermedad con gran valentía, así como salía a jugar tenis en cualquier superficie. Perdió su frondosacabellera rubia debido a las quimioterapias, pero eso tampoco la amilanó. Reconoce que la disciplina que le dio este deporte fue clave para vencer al cáncer.

“Mi tratamiento lo manejé como si estuviera jugando tenis, siempre estuve con un oncólogo, y así como cuando uno en el tenis contrata a un entrenador y solo recibe indicaciones de él, así fue con mi médico. Fui muy disciplinada, lo que me decían lo hacía, no tomaba en duda nada, me preparaba para las quimios como si fuera a jugar un partido. Sabía que tenía que ir con ropa ligera, ya sabía que me aplicaban la quimio y me sentía mal. Todas las cosas que hacía en el tenis, lo pasé a esa parte difícil de mi vida”, evoca.

Finalmente, cuando le dijeron que estaba curada, no hizo más que llorar de alegría y darle la gloria y la honra a Dios.

“Eso fue a mitad del tratamiento, cuando me hice un examen en Medellín, un pet tac para saber cómo estaba mi cuerpo y cuando salió el médico a decirnos a mí papá y a mí que no había nada, me dio mucha alegría. Lo que pasa es que después seguí con las quimios”.

Con 43 años y llena de vida, Catalina Castaño disfruta por estos días de la brisa fresca de Barranquilla, una ciudad que siempre llevará en su corazón.

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